La participación de toda la familia en el proceso de educar en la fe apunta a desarrollar un espíritu solidario que forje personas socialmente responsables, y un compromiso con la búsqueda de la verdad y el bien común.
Asumimos un compromiso como ciudadanos del mundo, con una mirada atenta y solidaria ante las necesidades de los demás.
Nos comprometemos, junto a las familias, para que, como expresaba el Papa Francisco, los chicos alcancen la madurez de su existencia viviendo la experiencia significativa y eficaz del amor, la ternura, el respeto recíproco, la comprensión mutua, el perdón y la alegría.
Tanto en Primaria como en Secundaria, promovemos actitudes de servicio, de vida en comunidad y de reflexión profunda por medio de convivencias, retiros espirituales y diversas actividades solidarias.
Nos proponemos que nuestros alumnos den testimonio, tanto con palabras como con gestos, de aquello en lo que creen.
Educamos en la fe buscando un encuentro con Jesús a partir de una formación vivencial que logre encarnarse en la propia experiencia de vida.
Acompañamos a nuestros alumnos de modo tal que logren desarrollar en plenitud su dimensión espiritual y social para que logren un verdadero encuentro con los demás, con ellos mismos y con Dios.
Como comunidad, celebramos los sacramentos de la Reconciliación en 3er grado, la Primera Comunión en 4o grado y la Confirmación en 4o año.
Haciéndonos eco de las palabras de Jesús, educamos mujeres y varones
que sean «la sal de la tierra y la luz del mundo».